Durante mucho tiempo, las centrales hidráulicas fueron la principal fuente de electricidad en nuestro país. Hoy han quedado relegadas a servir de apoyo a las puntas de demanda.
El sencillo proceso de generación de electricidad en una central hidráulica.
En una primera etapa, a comienzos del siglo XX, se instalaron millares de pequeñas centrales en el curso de los ríos. Eran las llamadas “fábricas de luz”, que abastecían al pueblo cercano. Más tarde, se construyeron centrales al pie de las presas para riego o abastecimiento de poblaciones. Por fin, se levantaron grandes embalses cuya única finalidad era la producción de hidroelectricidad.
Hoy la hidroelectricidad ha quedado reducida a una contribución mínima de la cesta energética, pero subsiste un gran parque de centrales hidráulicas, algunas de ellas atrevidas obras de ingeniería. Cinco centrales tienen más de 500 MW de potencia, cuatro de ellas en los tramos finales del Duero y el Tajo, cerca o en la frontera portuguesa.
Las centrales hidroeléctricas no carecen de impactos sobre el medio ambiente. Las presas impiden el paso de peces y otros animales entre los diferente tramos del ríos, y retienen los sedimentos ricos en nutrientes. La gestión del agua para turbinas, por su parte, puede entrar en conflicto con la necesidad de disponer de agua para la agricultura o los hogares.
De la central hidráulica a la electricidad
Solución sostenibleReducir el impacto negativo de las grandes presas sobre la dinámica de los ecosistemas fluviales.
Enlaces de interésESHA
Asociación europea de minicentrales hidroeléctricas.
Electranorte.
Empresa de producción de electricidad mediante la fuerza hidráulica.