Este versátil combustible supone ya más del 16% del consumo total de energía final.
El gas natural está siguiendo un camino inverso al del petróleo: cada vez se utiliza más para la producción de electricidad.
La sustitución de las viejas calderas de carbón por instalaciones de gas natural es un buen ejemplo de las ventajas de este combustible en las ciudades y la industria.
El gas canalizado evita los engorrosos montones de carbón, los depósitos de gasóleo o reponer periódicamente bombonas de butano o propano. Se paga por consumo y no por depósito lleno, lo que estimula la eficiencia. Su combustión se puede hacer en calderas de doble circulación y alto rendimiento. No produce residuos sólidos, y su contribución a la contaminación atmosférica es muy pequeña.
Sus principales puntos flacos son el riesgo de explosión y que, aunque en menor proporción que carbones y derivados petrolíferos, emite CO2 a la atmósfera.
Las ventajas ambientales del gas natural aconsejan extender su uso. Pero también es necesario utilizarlo con más eficiencia. Por ejemplo, mejorando el aislamiento de los edificios si se utiliza como combustible para calefacción.
Enlace de interésGas Natural.
Gran empresa de distribución de gas natural.