La fotosíntesis es una fuente de energía inagotable y no contaminante, que funciona en cualquier lugar donde haya plantas, agua y luz solar. La fotosíntesis produce materia orgánica (biomasa) a partir de CO2 y agua, en presencia de luz solar. Un subproducto del proceso es el oxígeno.
La biomasa, en forma de leña, paja, boñigas secas o carbón vegetal, ha sido la forma de energía más usada a lo largo de toda la historia de la humanidad. Incluso hoy en día constituye una parte importante del consumo mundial de energía.
Desde hace unos años, se está volviendo a tener en cuenta esta fuente de energía dentro de la cesta energética, ya que la biomasa es un tipo de energía que se puede “fabricar" en cualquier lugar. Además, no supone emisión de carbono extra a la atmósfera cuando se quema, a diferencia de lo que sucede cuando quemamos combustibles fósiles. El carbono de la biomasa ha sido previamente extraído de la atmósfera gracias a la fotosíntesis.
Hoy en día, los principales “yacimientos” de biomasa son los residuos agrícolas y forestales, así como ciertos procesos industriales (fabricación de muebles de madera, por ejemplo).
De la fotosíntesis a la biomasa
Solución sosteniblePotenciar el uso de la biomasa es un gran paso hacia una energía sostenible. Su grado de contaminación y nivel de riesgos asociados es pequeño. Recientemente se está planteando superar la fase de empleo de residuos vegetales y comenzar a cultivar en gran escala plantas destinadas a ser convertidas en biomasa (cultivos energéticos).
Enlaces de interésConfederación de Organizaciones de Selvicultores de España (COSE).