No existe energía más polémica que la nuclear. Sus detractores aducen el riesgo que implican sus instalaciones, mientras que sus partidarios plantean su contribución para frenar el cambio climático. Las centrales nucleares son entornos muy controlados, con múltiples barreras y protocolos de seguridad. Fotografía: SobiC
La energía nuclear (energía de fisión del núcleo atómico) se basa en la división del átomo de uranio en elementos más ligeros. Este proceso libera una enorme cantidad de energía en forma de calor. El proceso se realiza de manera controlada en el interior de un reactor. El calor generado se emplea para generar energía eléctrica.
España pertenece al grupo de países autorizados para operar reactores nucleares. El primero comenzó a funcionar en 1969. Los ambiciosos planes de expansión de la energía nuclear llegaron a prever la construcción de 25 centrales, pero actualmente solo permanecen 8 en operación.
Tras los accidentes de Harrisburg (1981) y Chernobyl (1986) la mayoría de los países declararon moratorias nucleares, parando la instalación de nuevas centrales y planeando el cierre paulatino de la ya existentes.
Comienza el camino de la energía nuclear
Solución sostenibleReducir paulatinamente su empleo como fuente de energía parece la mejor solución. Hay que tener en cuenta que su riesgo potencial es el mayor de todas las modalidades de energía comercial. Tampoco está claro el destino final de unos residuos radiactivos cuya toxicidad se prolongará durante miles de años.
Enlaces de interésAgencia Internacional de la Energía Atómica.
En inglés, con páginas en castellano.
Agencia para la Energía Nuclear.
Organismo de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico)